Los españoles nacidos en este lado del planeta no tenían los mismos derechos que los españoles oriundos de la madre patria, esto fué la causa de que la conspiración contra el Imperio fuera un tema habitual durante generaciones en las reuniones a puertas cerradas que sostenían los principales miembros de la alta sociedad local. La gran oportunidad llegó cuando Napoleón Bonaparte derrocó al Rey de España y lo sustituyó por su hermano José. Los venezolanos exigieron la salida del representante de la Corona Española en la provincia de Venezuela, y se declararon independientes. Así empezaron las batallas por la independencia, en las cuales tuvieron a lugar verdaderas masacres, ya que eran muy pocas las armas de fuego, y mayormente se usaban armas blancas de varios tipos. Venezuela fué la primera provincia en declararse independiente del Reino Español, y la primera en conseguir dicha independencia. Al general en jefe de las fuerzas patriotas venezolanas, Simón Bolívar, no le bastó con este logro, suponiendo que una pequeña nación libre rodeada de provincias de un gran imperio nunca dejaría de verse amenazada por éste, y guiado por una visión de grandeza histórica, Bolívar decidió liberar a las demás provincias vecinas, y exportó sus tropas por casi toda Suramérica, para que lucharan en tierras extrañas, por varios años más. Se puede decir que el guerrero venezolano era uno de los más experimentados de todo el mundo para la época. Muchos maestros de las artes de combate tuvieron que haberse formado en esos años de vida guerrera.
Después de su independencia, Venezuela fué dominada por varios caudillos locales que se enfrascaron en guerras civiles durante la segunda mitad del siglo 19, y las armas volvieron a brillar bajo el sol que calentaba los campos de batalla. Esas guerras civiles impidieron a Venezuela obtener el mismo desarrollo que pudieron tener sus vecinos, fué una época de autodestrucción, todo lo construído se perdía, pero algo seguramente si se desarrolló...las artes de duelo. En las primeras décadas del siglo XX, el caudillo militar Juan Vicente Gómez asumió el control de Venezuela, neutralizó a todos y cada uno de los caudillos que amenazaban su poder, y pacificó el país. Independientemente de las críticas que se le puedan hacer a aquel hombre que dominó la nación con mano de hierro durante casi treinta años, muchos coincidimos en afirmar que gracias a su trabajo Venezuela se transformó en una sola patria. Era un hombre muy astuto, que siempre se apoyó en aquellos que destacaban por su capacidad, pidiédoles consejos y encomendándole tareas que estos pudieran hacer mejor que nadie. Una de sus políticas para mantener la paz en los pueblos fué nombrar como policías a individuos con reputación de peleadores diestros, por esa razón es fácil encontrarse con leyendas de peleadores de palos famosos en cada pueblito del país, que usaban su destreza para mantener la ley. Con la pacificación del país vino el desarme de la población, y consecutivamente la sustitución de las armas blancas por las contundentes. Se piensa que la época de oro del Juego del Garrote fué precisamente ese período de nuestra historia.
A mitad del siglo XX, Venezuela abrió sus fronteras a una inmigración europea controlada, consistente mayormente por gente venida de Italia, España, Portugal y las Islas Canarias. Es muy probable que en medio de esos inmigrantes se hayan colado algunos maestros de los juegos de palos propios de sus lugares de origen. Hemos oído del Bastón y el Cuchillo Siciliano, de la Maquila Vasca, del Jogo do Pao Portugués, del Juego de Palo Canario, es muy probable que algunos de sus exponentes se haya encontrado con maestros del juego nuestro, y que hayan compartido técnicas y experiencias, influenciado este magnífico arte de nuestra tierra.
En la medida que Venezuela se fué modernizando, el interés por el Juego del Garrote fué disminuyendo dramáticamente, los maestros fueron envejeciendo y muriendo sin dejar discípulos que portaran su conocimiento sobre la esgrima de palos. Una circunstancia que agravó esta situación fué la del secreto que envolvía la práctica del Juego. Ningún Jugador enseñaba aceptaba a un discípulo que no fuera de su confianza, y por lo general el número de discípulos era muy limitado. Tener el Juego era garantía de supervivencia en una riña, y entregarlo a otro era ponerse a la merced de ese individuo si en un futuro se volvía en contra de su maestro, de ahí el celo para compartir el Juego con otros, de ahí que el Juego estuviera siempre presente en la conciencia popular, pero en el conocimiento de unos pocos.El Maestro Mercedes siempre decía: "el Garrote se puede hacer público, pero aún así es secreto", queriendo decir que por más que la gente hubiera podido ver a dos peleadores reñir a palos, no lo iba a aprender sin un maestro que le enseñara. Hay referencias de todo tipo en cuentos, leyendas, bailes y obras literarias sobre el Juego en Venezuela, pero poca o ninguna información sobre su naturaleza técnica.
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